Como está mandado en estas fechas, Gonzalo está resfriado. Un rato antes de que se vaya a la cama le ponemos el humidificador, para que pueda descansar mejor. En el agua ponemos unas gotitas de Sinus, que es un aceite mentolado que da un ambiente muy agradable.
Cuando estábamos cenando, me dice: "¿abolilla, te has acordado de poner el modificador?"
Imaginaros las caras de mis hijas y mía aguantándonos la risa. Porque no le gusta nada que nos riamos en estas situaciones. Piensa que nos reímos de él, y tiene mucho amor propio.
Me encanta que diga palabras mal, como ¿y porqué no fuó?, en vez de y porqué no vino?; habería en vez de habría; salgo de manzanero en la procesión, en vez de nazareno...
Os cuento que cuando aún estaba en la barriga de su MADRE, yo me agachaba, y le hablaba a través del ombligo de mi hija: "hola Gonzalo!!!!, soy la agüeilla!!!!! Cómo podía quererle de esa manera si aún no le había visto, y yo no llevaba dentro?
Es impresionante, le quería desde el minuto cero. Es una sensación muy bonita, amar a un nieto.
Gonzalo despertó en mi un sentimiento desconocido hasta ese momento.
Por un lado pensaba que no debía quererle tanto, porque no era su madre, y por otro lado, sentía que era algo muy distinto, al que viví con mis hijas.
Es como que lo quería doble, porque estaba en la barriga de mi hija, a la que quiero con toda mi alma.
Todos estábamos como locos, queriéndole, y cuidando a su MADRE, que era cuidar a Gonzalo a la vez.
Imaginais cuando a la semana de confirmar el embarazo, empieza con una pequeña hemorragia?
Al oír ese mamááá!!! Noté pánico en su voz. "Dime que no mamá, dime que no lo estoy perdiendo!!! Qué sensación de angustia más horrorosa. No podía decirle que todo esta bien. y ella me miraba casi suplicando que se lo dijera. Se fue al colegio, era por la tarde, y cuando volvió nos fuimos al medico. En la eco no se veía nada. El ecógrafo no era bueno. La doctora nos dijo que reposo relativo, no podía decirnos nada aún. Ni que sí ni que no.
No sabía cómo tranquilizar a mi hija. "mamá es que es mi hijo". Se me rompía el alma.
La llevaba en coche al cole y la recogía para que no andase.
A los 4 ó 5 días me llamo por teléfono para que fuera a recogerla porque estaba peor. Así que a urgencias del Hospital. Mi corazón iba a dos mil por hora. No podía verla sufrir. No quería imaginar nada. Ya no era ella solamente, mi nieto!!!
Tiene que pasar sola porque ya es mayor de edad. Me quedé petrificada en el sillón. Intenté entrar pero no me dejaron. Quería estar con ella si le decían que no, coger su mano, mirarla, que me mirara. Mi marido intentaba darme paz.
La enfermera que no me dejó entrar abrió la puerta enseguida y me hizo el gesto del pulgar hacia arriba. Gracias Dios mío!!!
al ratito salió mi hija y con emoción incontenible me dijo "mamá su corazoncito late! es una bobillita que se enciende y se apaga! Mi hijo está bien.
No sé si en ese momento sólo pensé en ella. Pero volví a agradecer a Dios.
Cuando estábamos cenando, me dice: "¿abolilla, te has acordado de poner el modificador?"
Imaginaros las caras de mis hijas y mía aguantándonos la risa. Porque no le gusta nada que nos riamos en estas situaciones. Piensa que nos reímos de él, y tiene mucho amor propio.
Me encanta que diga palabras mal, como ¿y porqué no fuó?, en vez de y porqué no vino?; habería en vez de habría; salgo de manzanero en la procesión, en vez de nazareno...
Os cuento que cuando aún estaba en la barriga de su MADRE, yo me agachaba, y le hablaba a través del ombligo de mi hija: "hola Gonzalo!!!!, soy la agüeilla!!!!! Cómo podía quererle de esa manera si aún no le había visto, y yo no llevaba dentro?
Es impresionante, le quería desde el minuto cero. Es una sensación muy bonita, amar a un nieto.
Gonzalo despertó en mi un sentimiento desconocido hasta ese momento.
Por un lado pensaba que no debía quererle tanto, porque no era su madre, y por otro lado, sentía que era algo muy distinto, al que viví con mis hijas.
Es como que lo quería doble, porque estaba en la barriga de mi hija, a la que quiero con toda mi alma.
Todos estábamos como locos, queriéndole, y cuidando a su MADRE, que era cuidar a Gonzalo a la vez.
Imaginais cuando a la semana de confirmar el embarazo, empieza con una pequeña hemorragia?
Al oír ese mamááá!!! Noté pánico en su voz. "Dime que no mamá, dime que no lo estoy perdiendo!!! Qué sensación de angustia más horrorosa. No podía decirle que todo esta bien. y ella me miraba casi suplicando que se lo dijera. Se fue al colegio, era por la tarde, y cuando volvió nos fuimos al medico. En la eco no se veía nada. El ecógrafo no era bueno. La doctora nos dijo que reposo relativo, no podía decirnos nada aún. Ni que sí ni que no.
No sabía cómo tranquilizar a mi hija. "mamá es que es mi hijo". Se me rompía el alma.
La llevaba en coche al cole y la recogía para que no andase.
A los 4 ó 5 días me llamo por teléfono para que fuera a recogerla porque estaba peor. Así que a urgencias del Hospital. Mi corazón iba a dos mil por hora. No podía verla sufrir. No quería imaginar nada. Ya no era ella solamente, mi nieto!!!
Tiene que pasar sola porque ya es mayor de edad. Me quedé petrificada en el sillón. Intenté entrar pero no me dejaron. Quería estar con ella si le decían que no, coger su mano, mirarla, que me mirara. Mi marido intentaba darme paz.
La enfermera que no me dejó entrar abrió la puerta enseguida y me hizo el gesto del pulgar hacia arriba. Gracias Dios mío!!!
al ratito salió mi hija y con emoción incontenible me dijo "mamá su corazoncito late! es una bobillita que se enciende y se apaga! Mi hijo está bien.
No sé si en ese momento sólo pensé en ella. Pero volví a agradecer a Dios.