domingo, 6 de noviembre de 2016

Orgullosa de mi familia

Qué alegría que haya salido hoy el sol!
Iba a escribir ayer, pero con el día de lluvia y nubladísimo que hizo, preferí no hacerlo porque seguro que salía un churro de tristongo.
Así que ya estoy aquí para contaros vivencias y sentimientos de una abolilla.
La idea era contaros cómo Gonzalo empezó en el mundo de la moda infantil. Le he pedido a un amigo fotos desde los comienzos, pero está a tope de trabajo. Como dicen en mi tierra, está más liao que la pata de un romano.
Cuando me las pueda buscar, prometo contároslo.
He estado recordando momentos maravillosos y me he dado cuenta que cada día me siento mas orgullosa de mi familia. Tengo motivos más que de sobra para estarlo.
¡De cada uno de ellos!
Esta foto, es de la primera Navidad de Gonzalo, 24 de diciembre de 2009, tenía 14 días. 




No os fijéis en el orden, pero ya que el objeto de este blog, es mi nieto, empiezo por ahí.
Me emociona mucho recordar la primera vez que lo vi. No sé si sabré transmitiros lo que viví. 
Estaba en su cunita del hospital. Acostado de ladito, dormido, tranquilo...  Cuanta paz sentí en esos momentos. El milagro de la vida en mi nieto. Cuanto orgullo sentí. Y di gracias a Dios.




Me inspiraba una ternura que nunca había sentido antes. El hijo de mi hija.
Sentí que era un poquito parte de mi. Mi hija lo había tenido, y antes yo la parí a ella. Por eso sentí esa emoción que se grabó en mi alma para siempre. Sé que siempre la viviré porque aún la siento como aquel día.
Creo que verle así de tranquilito hizo que me relajara y me fijé en mi hija.
Mi niña chica recién parida. Ufff. Una mezcla de sentimientos muy grandes. 
Ahí estaban mi nieto y mi hija. ¿Sabies lo que es eso?
Mi hija convertida en madre. Pero yo la seguía viendo pequeña, y es que aunque pasen los años, no deja de ser la pequeña de mis dos hijas.




Cuanto orgullo sentí viendo a Isabel con su hijo en brazos. Qué satisfacción ver esa imagen. Aún ahora me emociona. son sentimientos que revivo, que no se me han olvidado. Y que me gusta sentir.




Pero sin duda, esta cara de emoción y alegría es lo que más me puede llenar de orgullo. Y no me olvido de que tenía sólo 18 años.
Esto es alegría, pero yo me pego una pechá de llorá, que ohú. Pero es de emoción.
Orgullo siento por mi otra hija, Rocío. Ya os he hablado de ella alguna vez. Orgullo de madre porque veo en ella tanta ternura, tanto cariño... Y con su sobrino ni os lo imagináis...
Gonzalo no la llama por su nombre, simplemente !tía¡ El sabe perfectamente cual es el significado de esa palabra. Y cuando la tía se va fuera a alguna celebración, él reza para que vuelva ¡ya! Cómo no voy a estar orgullosa de ella.



Esa tia de Gonzalo, que se inventa mil actividades para hacer con él. Que lo lleva en palmitas, aunque de vez en cuando, un poco recta. Pero que lo quiere con locura. Que arrima el hombro como la que más. Que vive pendiente de todos.


¡Hasta le dejó comer chicle!
Y de mi marido, pues qué os voy a contar. Que se desvive por toda su familia. Es papi, ababa, papá, marido y la persona más maravillosa que conozco. ¡Ojo! esto no significa que todo sea idílico, ¿eh? Que de vez en cuando también nos enfadamos. Pero poca cosa. Hay un dicho por ahí, que dice, que si es un buen hijo, será un buen marido. Y en mi caso lo cumple a la perfección.



Orgullo al recordar su cara al ver a nuestras hijas cuando nacieron, orgullo cuando le siento cerca aunque esté en Japón (esto es literal, no es broma lo de Japón), orgullo de como es de padrazo con sus hijas,  orgullo cuando le veo jugar con su nieto, orgullo de cómo siente cuando Gonzalo le abraza. 



¡Esta es mi gran familia!


Ya veis que no digo gran porque seamos muchos



Si no porque  estamos unidos en todo. Hasta cuando le tocó a Isabel entrar el año 2015 trabajando. Al hotel que nos fuimos todos, un poco antes, para tomarnos las uvas y celebrar juntos la llegada del año nuevo. Después a casita que ella seguía trabajando.




¡Esta es mi familia, de la que no puedo sentirme más orgullosa!
Si volviera a nacer, me pediría la misma.
Le doy gracias a Dios por ella









domingo, 25 de septiembre de 2016

Un regalo del cielo

Seguimos con la rutina de que se acabaron las vacaciones.
Mis hijas a trabajar ( y gracias a Dios ). Mi marido se ha ido a trabajar, esta vez 25 días, madre mía, demasiado tiempo.
Vuelta al colegio y jornada completa desde el primer día. Horarios, poco tiempo de ocio... En fin, lo que viene siendo  rutina.
Algunas veces pienso que la rutina es buena, siempre y cuando la viva con ilusión. ¡Ehhhh, que no lo consigo siempre! Pero lo intento al menos...
Aunque con Gonzalo, la rutina es muy entretenida, pero mucho.
Tiene unas conversaciones que me dejan patidifusa.
"Espero que cuando la tía se case no se mude a otra casita, porque ella tiene aquí su cuarto y Gabriel puede dormir arriba. Cuando tenga hijos, pueden dormir conmigo en mi cuarto, porque yo los voy a querer como hermanos". "Porque mi familia es la mejor de todas y por eso siempre vamos a estar todos juntos y nadie nos puede separar"



Creo que no puedo transmitiros con palabras lo que este niño significa para mi. De verdad que es un regalo del cielo.




Me quita todos los sinsabores que me puedan llegar, me da toda la alegría del mundo, me inspira una ternura que me derrite por dentro, me da un amor muy,  pero que muy especial.





No imaginé jamás que pudiera tener estos sentimientos por un nieto.
Cada día me sorprendo a mi misma, mejor dicho, Gonzalo hace que me sorprenda. Cada cosa que me cuenta, cada conversación "filosófica" que tenemos, cada anécdota de su día a día, hace que sienta por dentro de mi alma.





Gonzalo es muy especial para mí, y él lo sabe. Yo quiero que lo sepa y se lo digo muchas veces. Estoy segura que lo sabe , no porque yo se lo diga solamente, sino porque lo siente, lo vive así. 
El dia que estés leyendo esto Gonzalo, cariño mío, seguro que te saldrá una sonrisa, y pensarás que es tal cual lo estoy contando en este blog, que como dije en la primera entrada es un regalo para ti.
No es un nieto ni un sobrino al uso. 
Es un sentimiento que traspasa lo establecido. 
Cuando supe que mi hija estaba embarazada no imaginé lo que llegaría a sentir por él.





El día que escribió mi nombre en la pizarra de la cocina me puse muy contenta. Aunque os pueda parecer una tontería, me hizo ilusión.




¡Hasta hice fotos!!!!

Cada día doy gracias a Dios por la valentía de tu MADRE porque estás en nuestras vidas. 







miércoles, 7 de septiembre de 2016

Verano

Hace 1 mes y pico que no hago ninguna entrada. Mucho tiempo ¿no?
Sí, creo, que sí.
Pero ya sabéis, verano, relax, desconexión!
Ha sido un verano muy bueno, la verdad. No es que hayamos hecho nada del otro mundo. Pero sí ha sido algo extraordinario. Y es estar los cinco juntos en tiempo de ocio.
Creo que es fundamental para la familia este tiempo. Compartir tiempo, sin prisas, sin agobios, sin mirar el reloj porque tenemos obligaciones que hacer. Poder charlar tranquilamente, saborear cada rato compartido. Risas, juegos, paseos, desayunos, sobremesas interminables.



Primero nos fuimos ababa/papi, Gonzalo y yo. Porque mis hijas trabajaban. Fue maravilloso.
Hemos disfrutado mucho, imaginaros a Gonzalo!



Ha tenido su primera noche en tienda de campaña!!! La verdad es que su ababa/papi es quien le ayuda en muchos de sus descubrimientos.
Siempre que su trabajo se lo permite, ahí está, con él, haciendo todo para él. Exprimen el tiempo juntos al máximo, viviendo cada momento a tope, saboreando de la compañía el uno del otro.
Gonzalo no para de charlar con su "papi", así lo llama casi siempre.
Y es que es tal cual. A ver, no quiero confundir a nadie, y menos a él.
Pero es la figura masculina que le da un amor infinito e incondicional




El que se desvela, el que siempre que está en casa, está disponible para él



Quien inventa aventuras para vivir con su nieto




El aparejador que todo arquitecto de castillos en la playa quisiera tener




Quien le ha enseñado a montar en bici




Quien le recoge y lleva al cole siempre que puede, el que lee con él por las noches.
Con el que se "ha afeitado" por primera vez






El que le ha subido a un avión por primera vez






el que ha jugado la primera vez al scalextric con Gonzalo



El que con gran orgullo va siempre con su nieto



El que le enseñó y le hizo tocar la nieve por primera vez, con sólo 2 meses





El que le vió el primero naciendo, el que vió el primero su cabecita asomando al nacer









Así que, ¿cómo siente Gonzalo?
Creo que todos podréis entender que habitualmente le llame papi, o ¿no?






































domingo, 31 de julio de 2016

¡Otra vez aqui!

Ya estoy aquí otra vez.
Entre unas cosas y otras, he estado desaparecida en el blog.
Un poco menos en Facebook y en Instagram.
Gracias a Dios no ha sido por algo malo, nooooooo!!!! Ha sido porque he estado con Gonzalo de catálogos.
Os cuento.
Nos llamaron de la firma Conguitos, para hacer el catálogo de Otoño-Invierno, en Valencia. Su mami, pudo pedir días libres, ya que nos aviaron con mucho tiempo. Así que yo feliz porque podía ir ella y ver como disfruta Gonzalo.
Yo estaba deseando ir también. Aunque pensaba que es mejor que sea ella, porque es su madre.
Me costaba mucho quedarme en casa. Siempre he ido a todo esto con él...
Pues claro que no me quedé, ¡allá que me fui!
Feliz, con mi hija y con mi nieto.
Me gusta ver cómo disfruta cuando le hacen fotos, le encanta.


No os puedo poner la imagen nítida. Pero en cuanto salga el catálogo, os prometo que las subiré tanto en Facebook como en Instagram.
Después nos llamaron de La Ormiga, para hacer el catálogo de primavera-verano de 2017. Esta vez su mami no pudo venir.
De modo, que nos fuimos Gonzalo y yo a Ecija. La localización para la sesión de fotos, era muy bonita, el Palacio de Portocarrero en Palma de Río. El resultado es espectacular.
En cuanto tenga las fotos también las subiré.


Me acordé muchísimo de mi hija. Seguro que habría disfrutado un montón viendo a su hijo cómo se lo pasa de bien y portándose genial.
¡Está hecho un top mini model! Y es que para él es muy divertido.
Pero yo eché de menos a su mami.
A los poco días llegó FIMI. Para los que no lo sepáis, es la feria internacional de la moda infantil, que organiza Feria de Valencia.
Es casi una semana entre ensayos de los desfiles, prueba de ropa de las firmas, juegos, risas y disfrutar. Sobre todo disfrutar.
Esta vez, su mami se pidió libre la semana, porque para mi sola, es agotador.
Gonzalo se lo pasa como los indios. Y yo disfruto de verlo así.
No sabéis cómo lo hace de bien, muy profesional en la edad que tiene.
¡Cómo se crece en la pasarela! Yo ya no crezco, pero me pongo más ancha que larga cuando lo veo ahí. ¿Y mi hija? Pues como su madre que es, babeando y muy orgullosa de su hijo.


Ya os contaré en otra entrada, cómo empezó en esto de la moda.
Y para rematar, me llaman para la cirugía que tenía programada. Me operan el 6 de julio. Nada grave ni serio, gracias a Dios. Pero un rollo, ya sabéis.
No os imagináis cómo me ha cuidado Gonzalo durante mi recuperación. Todo mimos, caricias, y sobre todo mucha ternura. Continuamente pendiente de mi.
La noche que me quedé en el hospital, se quería quedar conmigo él para cuidarme: "Yo estoy despierto toda la noche y no me duermo" Me costó convencerlo para que se viniera a casa.
Y qué mal lo ha pasado cuando notaba que me dolía. un día se puso a llorar y me dijo: "Abolilla no puedo soportar verte sufrir" ¡Ayyyy, que me derrito!
Por supuesto, mis hijas y mi marido, han estado a la altura, no tenía la menor duda.
Pero es que con este niño, pierdo el norte totalmente. ¿Se me nota?
Y ya sólo deciros que empiezan las vacaciones, que en Facebook y en Instagram, iré poniendo fotos para que no olvides de nosotros.
Y a la vuelta seguimos por aquí.
Gracias por leer los sentimientos y vivencias de esta Abolilla .




miércoles, 8 de junio de 2016

Esa barriguita!

¡Por fin se ha instalado el buen tiempo!
Imagino que al vivir tantos años en Málaga, le he cogido gusto a esto del calorcito. Pero es que todo es más divertido, la ropa, la fruta, las comidas, el ocio, la naturaleza... Me influye mucho el tiempo en mi estado de ánimo.
Luz, cielo, olor, familia...
Esa barriguita preciosa, seguía creciendo. Y os confieso que me hacía mucha ilusión. Todo a su ritmo.



Ese verano, tuvo que estudiar una asignatura, pero como también era la selectividad, pues ¡toma! Todo el curso.
Nos fuimos a Málaga que teníamos la playa. Allí, en casa de mi madre, donde nos enteramos que estaba embarazada.
Por las mañanas se despertaba pronto para estudiar sin mucho calor. A media mañana a la playita, a tostarse y a refrescarse en el mar. Yo la miraba su barriga cuando se tumbaba y era como si Gonzalo me saludase. Porque se movía un montón. Igual es que le gustaba ya el plan de playeo...
Después de comer descansaba un rato y otra vez a estudiar. A última hora de la tarde, sin tanto calor, nos íbamos a dar un paseo y caía un heladito.
Uf, me daba una penita...
Pero había que hacer un gran esfuerzo. No podía parar su ritmo el hecho de que iba a ser mamá. Quiero decir que tenía que seguir estudiando para formarse y tener un trabajo. Como me dijo una vez, "este niño es mío, y yo lo sacaré adelante sin contar con nadie".
¡Ay! si es que...No puedo evitar emocionarme.
Demostrando, una vez más, una madurez impresionante. Sin protestar y sacrificándose por su hijo. Algo que sólo sabemos hace las madres, y con todo el cariño del mundo.



Fue un verano muy bonito para mi, a pesar de que me habría gustado disfrutar más de ella. Pero cuando estábamos juntas era perfecto, me sentía tan orgullosa de mi hija... Esa valentía... Ese AMOR por su hijo desde el minuto cero... La miraba y sólo quería mimarla y comérmela a besos.
La veía como mi niña chica, aunque iba a ser madre, era mi niña chica.
Estaba guapísima, morenita, con la ropa de embarazada, luciendo tripita.



Es maravilloso mirar a tu hija y ver la maternidad. Y sí, con 18 años se convierte en ¡MARAVILLOSO!
Conforme pasaban los días me daba cuenta de la suerte que hemos tenido.
La feria de Málaga es en agosto. Y mi hija no se la perdió. ¡Por supuesto! Esa semana aún se esforzó más, porque aunque no venia al alba, sí que trasnochaba.



Pero ahí estaba, como una campeona, estudiando, divirtiéndose y disfrutando de la playa.
Me habría gustado que todo el tiempo fuera ocio. Pensaba que con 18 años tenía que disfrutar en verano y no estar estudiando.
Pero una vez más demostró que podía.
Llegaron los exámenes y aprobó la asignatura y la selectividad  ¡¡¡Toma ya!!!
Nadie le regaló nada. Lo consiguió con mucho esfuerzo,  con una responsabilidad muy grande.
Y mi hija seguía con su vida, tenía 18 años, y llevaba a su hijo dentro de ella.  Madre mía, ¡qué bien me suena! y además ese niño era mi nieto, ni más ni menos.
Seguí dando gracias.

lunes, 30 de mayo de 2016

Primera imagen de Gonzalo, primera ecografía

Aquí estoy otra vez para seguir contando mis experiencias y mis vivencias como abolilla.
Parece que ya llega el tiempo bueno, y eso a mi me da casi media vida.
Digo casi me da media vida, porque lo que realmente me hace plenamente feliz, es mi familia.
Ya volvió mi marido, hasta la próxima.
No sabéis cuánto lo echa de menos Gonzalo. Los dos primero días le cambia el humor.
Estuvo con algo de fiebre y no pudo ir al colegio durante dos días. El primer día se encontraba fatal, y lloraba llamándole: es que le echo mucho de menos abolilla. Estoy malito, quiero que esté conmigo.
¡Ay, madre!, qué mal lo paso viéndole así.
El sábado ya no tuvo fiebre y estuvo jugando con los niños en el jardín. Y muy contento porque ya
sólo quedaba un día para que llegara su ababa/papi, que traducido es abuelo/papi.
Al día siguiente fuimos a buscarlo al aeropuerto.
Ese reencuentro es un momento precioso y cada reencuentro es más bonito. Es de esos momentos que se graban en mi para siempre. Así ha sido desde que era muy pequeñito. Es algo maravilloso.
Mi marido lo coge en brazos y se abrazan muy fuerte. Gonzalo mete su carita en el cuello de su ababa/papi y cierra los ojos para poder sentir aún más fuerte ese momento.
No os pongo fotos porque me parece un momento tan de ellos dos que nunca se me ha ocurrido fotografiarlo. Aunque ahora, según escribo, estoy pensando que sería bonito tener ese recuerdo en fotografía.
Se me viene a la cabeza cuando hicieron la primera ecografía a mi hija. Mi marido no estaba, ya sabéis que viaja bastante. Así que gracias los mms se la pudo enviar: papá, este es tu nieto




Síííí, este es Gonzalo. La primera vez que lo vimos.
Y yo, por supuestísimo, llorando de la emoción. ¡Mi nieto!
Soy muy de lágrima fácil.Ya os iréis dando cuenta de lo llorona que soy. Y desde que cumplí los 55, todavía más. Qué le voy a hacer, pero me sale así y no lo voy a reprimir.
Al fin y al cabo es una forma de expresar sentimientos, ¿no?
Pues eso,que me enrollo y no voy a que fue muy emocionante y para su mami todavía más. Al salir tenía una carita de felicidad que nunca se me olvidará.



En la ecografía del segundo trimestre, sí estaba mi marido.
El ginecólogo le dice a mi hija: no puedo ver bien el corazón del bebe. Porque este ecógrafo no me deja. Así que te remito a cardiología infantil, que tienen mejor aparato y lo verán bien.
La cara de mi hija era un poema. Pero que no te preocupes, que es sólo porque yo no lo puedo ver bien.
¡Ya! Sí, pero no.
Nos vamos a pedir cita y lee que la remiten urgente. ¡Ay Dios mío! Se le iba desencajando la cara por segundos.
Y yo con una impotencia horrorosa porque no podía hacer nada para tranquilizarla. Sólo le repetía lo que había dicho el ginecólogo. Pero no le hacía ningún efecto.
Es una sensación de mucha angustia porque me sentía un poco inútil. Ya veis, una madre inútil, pues así era.
Por no contaros que yo también estaba preocupada, claro. No sé si me entendéis, pero es un sufrimiento doble. Por mi hija y por mi nieto. tenía el estómago del revés
La enfermera habla con los médicos y la pasan. A nosotros también nos dejaron entrar con ella, menos mal. Os prometo que no habría aguantado fuera.
Eran dos cardiólogas de neonatología, ¡encantadoras!
No sé el tiempo que estuvimos. Pero dos horas o más, casi seguro.
Gonzalo estaba muy relajado y no le daba la gana de moverse. Así que no podían hacerle bien la eco.
Tuvieron una paciencia infinita.
Se lo iban explicando todo, las válvulas, la circulación venosa... Con un cariño inmenso. Y transmitiendo mucha tranquilidad.
Le vieron su coranzocito del derecho y del revés, por un lado y por otro. Creo que no quedó ni un cachito sin ver.
Todo estaba perfecto ¡Uff! Un susto y nada más.
Volvimos más adelante para revisión rutinaria. Porque una vez que entra en esa consulta, ven ya al bebe hasta que nace. Y todo fue fenomenal.
Volví a agradecer a Dios.